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jueves, 1 de noviembre de 2012

Historia de la esquizofrenia

Es difícil encontrar en los libros de historia de la psiquiatría los inicios de la esquizofrenia como una enfermedad. La nomenclatura y descripción empleadas, solo nos permiten encontrar 
síntomas que en la actualidad podrían corresponderse a esta enfermedad.


Las enfermedades graves eran los procesos atribuidos a la influencia de demonios malévolos.
Estas enfermedades debían atajarse mediante conjuros, danzas, efectos 
mágicos, hechizos, talismanes y otras medidas. Si al final el demonio entraba 
dentro del cuerpo todos los esfuerzos se centraban en convertir en inhabitable el cuerpo al demonio con apaleamientos, torturas o haciendo morir de hambre al paciente. El espíritu ajeno se podía echar con pociones que provocaban un vómito violento o se expulsaba a través de un agujero realizado en el cráneo.

Durante siglos, la sociedad hizo pagar a los enfermos mentales un precio muy caro por su mal. Su extraño comportamiento ha provocado la cruel hostilidad de la ignorancia. En los primeros tiempos del cristianismo se creía que estaban poseídos por el demonio,y se les abandonaba a su suerte, aunque los monasterios daban albergue a algunos. En el siglo XV, el abandono se convirtió en persecusión activa: se les torturaba y se les quemaba vivos.

Pese a que con el Renacimiento se empezó a achacar la locura a causas físicas, todavía se la consideraba un justo castigo, quizá por una vida inicua. Los locos eran encarcelados, y se les encadenaba al suelo. Sólo al principiar el siglo pasado, los nuevos médicos y el descubrimiento del inconsciente abrieron la puerta para comprender estas dolencias. El tratamiento compasivo que dan hoy muchos hospitales es un tardío reconocimiento de que las fuerzas que los acosan, nos acosan a todos.

La Edad Media heredó de los griegos y romanos la creencia de que los enfermos mentales estaban poseídos por los demonios, pero los antiguos los trataban con bondad y ceremonias religiosas. Con la caída del Imperio Romano la ruina de las instituciones sociales, no se tuvo ningún cuidado de los locos, que con frecuencia tenían que esconderse en los bosques. Los monasterios eran su único refugio, y la oración su principal tratamiento curativo, y en esta época de fe vigorosa, el exorcismo y la curación por la fe solían ser eficaces.

Pero el siglo XV, la fe, acosada, se había puesto a la defensiva. Las guerras, el caos y la peste negra provocaron epidemias de locura (danzas, delirios colectivos) que, a su vez, llevaron a cacerías de brujas en masa. La Inquisición sostenía que locos y locas eran brujos peligroso. Si la tortura no expulsaba al diablo, se recurriría al fuego.

En el Renacimiento, la autoridad secular sustituyó a la eclesiástica en muchos aspectos de la vida. Los monasterios dejaron el cuidado de los enfermos mentales a la sociedad, que se limitó a encarcelarlos. En 1547, el monasterio londinense de Santa María de Belén se convirtió en el hospital municipal llamado Bedlam (manicomio, en inglés). En él, como en casi todos los manicomios, se encadenaba a los locos entre los delincuentes, sin que eso inquietara a la sociedad. Los guardias golpeaban a los furiosos; a otros les aplicaban sangrías, vejatorios o purgas. En el siglo XIX, algunos médicos, aunque desconcertados por la enfermedad, se esforzaron por mejorar las condiciones de vida. El Doctor Benjamín Rush, que hacia 1800 instituyó el primer curso de psiquiatría en los Estados Unidos, daba a los enfermos cuartos calientes y enfermeros humanos. Pero aun a él lo engañó la ignorancia de la época: "Sangrándolos hasta que perdían el conocimiento, (los locos) se curaban".

En 1793, en un París que bullía con ideas revolucionarias, Phillippe Pinel fue nombrado médico de Bicêtre, infierno al que la ciudad arrojaba a los locos. Pinel tenía sus teorías revolucionarias, una de las cuales era librar a los enfermos de sus cadenas. Cuando habló de sus planes con el comisario de prisiones, éste le preguntó: "¿No está usted loco también para liberar a estas bestias?" Pinel respondió: " Tengo la convicción de que la gente no es incurable si se le da aire y libertad". Y dio las dos cosas s sus pacientes. La primera "bestia" que liberó había vivido encadenada y a oscuras 40 años. Al ver el cielo, exclamó: "¡Qué hermoso!" La segunda encadenada 10 años, la sanó y se convirtió en el guardaespaldas de Pinel.

Al ver justificadas sus teorías en Bicêtre, Pinel procedió a reformar la Salpêtrière, hospital de París para locas. Organizó ejercicios, conciertos, lecturas y visitas de los amigos. Pinel, el reformador más destacado de su época, no fue el único. Durante el mismo periodo, Vicenzio Chiarugi, en Italia, liberaba a los locos de sus cadenas, y en Inglatera, el Asilo Cuáquero de York trataba con humanidad a los enfermos mentales.

Diagnóstico precoz para la esquizofrenia


Proteínas neurológicas
Cuando se manifiesta en forma de brote psicótico, con delirios, alucinaciones de voces y comportamientos paranoicos, normalmente en el inicio de la edad adulta, la esquizofrenia está ya en su fase final y podría haber sido detectada antes. Esta es la opinión generalizada de los expertos, según el amplio informe que publica la revista Nature sobre esta compleja enfermedad mental, que afecta al 1% de la población mundial y que se definió hace un siglo.

Los especialistas, sin embargo, no se ponen de acuerdo sobre la conveniencia de realizar campañas de detección precoz, dado el peligro de falsos positivos y que todavía no existe un tratamiento preventivo eficaz. Los síntomas serían déficits cognitivos (asociados a un bajo cociente intelectual), desórdenes emocionales y pérdida de motivación y de habilidades sociales. Un grave problema para su identificación es que coinciden con la adolescencia, una época turbulenta en el desarrollo de cualquier persona y asociada a cambios en el cerebro. Algunos estudios han correlacionado la maduración tardía desde el primer año de vida y el bajo cociente intelectual a la enfermedad, y uno ha predicho en adolescentes los brotes con años de antelación, en un porcentaje significativo.

En los últimos años y a la luz en los avances en el conocimiento de la neurobiología de la enfermedad a través de la denominada “hipótesis del neurodesarrollo” surgió una idea sencilla: Si la enfermedad es causada por factores que la determinan mucho antes de que comience, tal véz existan indicadores de riego o síntomas previos que puedan indicar quienes son las personas que están en riesgo de padecer la enfermedad. Para ello se han desarrollado en todo el mundo programas de “detección precoz”. En los mismos se estudia en forma sistemática a personas que tienen ciertos síntomas que las ubican como “sujetos en riesgo” con el objeto de detectar signos tempranos de inicio de la enfermedad. Cómo en toda la medicina, cuando más precoz es el diagnóstico, mejores van a ser los resultados del tratamiento.

jueves, 25 de octubre de 2012

Avances científicos en la esquizofrenia

Se cree que estos avances acelerarán la comprensión de la enfermedad y el desarrollo de nuevos fármacos y tratamientos.


Unos científicos han descubierto una importante similaridad entre los fallos genéticos que hay tras la esquizofrenia y la depresión maníaca, en un avance que se espera abra el camino hacia nuevos tratamientos para la depresión y la esquizofrenia tan comunes y que afectan a millones de personas. Ya que hasta ahora, los médicos habían dado por hecho que las dos enfermedades eran bastante diferentes, pero esta nueva investigación indica, por primera vez, que ambas tienen una base genética común que conduce a las personas al desarrollo de una u otra dolencia.
Tres estudios internacionales diferentes investigaron la base genética de la esquizofrenia mediante el análisis de unos 15.000 pacientes y cerca de 50.000 sujetos sanos para averiguar que miles de diminutas mutaciones genéticas (conocidas como polimorfismos de un solo nucleótido ,SNP, por sus siglas en inglés) funcionan incrementando el riesgo de desarrollar la enfermedad.


El equipo, que publica su investigación en la revista 'Nature', aisló células de la piel de cuatro esquizofrénicos. Utilizando las técnicas dereprogramación las convirtieron en células pluripotenciales inducidas, que se caracterizan porque se pueden transformar en cualquier tipo celular del organismo (ya sean neuronas, hepatocitos....) y las cultivaron para que se transformaran en neuronas. Esta técnica permite retroceder en el tiempo y llevar células adultas a un estado similar al de las células madre embrionarias. Más tarde repitieron el mismo proceso con personas sanas y después, compararon las neuronas conseguidas de unos “Encontramos que las neuronas de los esquizofrénicos eran diferentes y se conectaban peor entre sí", indica Kristen Brennand, otra de las autoras.
Cada mutación por sí sola incrementa alrededor de un 0,2% el riesgo de desarrollar esquizofrenia, pero colectivamente se observó que son responsables de al menos un tercio del riesgo total de desarrollar la enfermedad. Se sabe que la enfermedad tiene un fuerte componente hereditario, alrededor de un 80% del riesgo total, pero también está influenciada por la educación y el entorno.
También aprovecharon este modelo, que es la primera vez que se consigue de una enfermedad mental compleja, para probar la eficacia de los fármacos. Tras administrar diversos antipsicóticos descubrieron que sólo loxapina aumentaba la capacidad de las neuronas para establecer conexiones con sus vecinas y también afectaba a la actividad de varios genes "Los fármacos para la esquizofrenia tienen más beneficios de los que pensamos. Pero por primera vez tenemos un modelo que nos permite estudiar cómo funcionan en vivo y empezar a correlacionar los efectos de la medicación con los síntomas", explican los autores.

No obstante uno de los descubrimientos más sorprendentes derivado de los tres estudios fue que el mismo conjunto de variaciones genéticas en los SNP estaba también relacionado con el trastorno bipolar, algo que contradice la ortodoxia psiquiátrica para la que ambas enfermedades son clínicamente distintas. Los resultados suponen un hito en la comprensión tanto de la esquizofrenia como de la depresión maníaca (también conocida como trastorno bipolar) los que podría conducir finalmente a nuevas formas de prevención y tratamiento de estas enfermedades.

Thomas Insel, director del US National Institute for Mental Health de Bethesda, Maryland, que financió parte de los estudios dijo "Si tras la esquizofrenia y el trastorno bipolar están algunos de los mismos riesgos genéticos, quizá estos trastornos se originan a partir alguna vulnerabilidad común en el desarrollo del cerebro”.
Aunque los estudios sobre la esquizofrenia de momento solo han identificado un puñado de las miles de variaciones genéticas implicadas en la enfermedad mental, los científicos creen que representa un avance que acelerará la comprensión de la enfermedad y el desarrollo de nuevos fármacos y tratamientos.

Los tres estudios, publicados en la revista Nature, han sido posibles gracias a los avances técnicos en el análisis del genoma de los pacientes, que permite a los científicos observar grandes cantidades de ADN para realizar comparaciones entre los pacientes y las personas sanas utilizadas como "control".