El coeficiente de inteligencia no está relacionado en ningún caso con la esquizofrenia. Padecer la enfermedad no hace que una persona sea más o menos inteligente. Sin embargo, la enfermedad presenta síntomas como la dificultad de prestar atención y concentrarse, que sí pueden afectar a que el rendimiento de la persona disminuya.
Actualmente sabemos que los sujetos con esquizofrenia presentan diversas y variadas alteraciones de tipo neuropsicológico y cognitivo. Aunque existe un buen número de alteraciones cognitivas en este trastorno, no existe un perfil determinado y característico en esquizofrenia. Sin embargo, las personas que padecen esquizofrenia tienen una alta alteraciones cognitiva la cual incluye áreas como el lenguaje, aprendizaje, interpretación de imágenes en otros.

En definitiva, estos déficits neuro-cognitivos, impiden el procesamiento de grandes cantidades de información multimodal, procesamiento necesario para el aprendizaje de habilidades complejas y de alta integración cortical (y multimodal). Los retrasos en el aprendizaje característicos de la esquizofrenia son fundamentalmente retrasos en la adquisición y automatización de habilidades. Posiblemente por ello los sujetos logran atenuar sus déficits (por ejemplo en el área del lenguaje) si bien su capacidad de aprendizaje de nuevas habilidades se verá afectada igualmente
El rendimiento general suele estar por debajo del rendimiento de un sujeto normal entre 1.5 y 2 desviaciones con una especial mención para el aprendizaje verbal y memoria verbal.
Un interesante trabajo en relación a los déficits cognitivos en la esquizofrenia es el meta-análisis realizado por Sitskoorn y col. (2004). Partiendo de la base del estudio de funciones de especial significación en la esquizofrenia (memoria verbal, función ejecutiva y atención) y comparando el rendimiento de pacientes esquizofrénicos con sus familiares (sanos) obteniendo diferencias en 3 áreas (memoria verbal diferida, funciones ejecutivas, atención) relacionadas con áreas del lóbulo frontal y temporal, pero cuya significación estadística (tamaño del efecto) es de rango moderado .
La conclusión evidente es que existe una base hereditaria (posiblemente genética) que otorga una predisposición a padecer esquizofrenia.
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