jueves, 25 de octubre de 2012

Todos poseemos el gen de la esquizofrenia.

A pesar de la influencia heriditaria que tiene la esquizofrenia, la genética es solamente un factor necesario pero no suficiente para el desarrollo de la enfermedad. Los factores ambientales y el estilo de vida tienen gran peso en la aparición del trastorno mental como por ejemplo el consumo de sustancias tóxicas.

Se sabe que alrededor del 20% de la población alguna vez ha sufrido algún delirio o alucinación y por ello es dificil fijar una barrera para diagnosticar la enfermedad, dado que los síntomas son muy ambiguos. Los genes de la esquizofrenia están presentes en toda la población y solamente cuando se disponen de una determinada manera y a partir de ciertos niveles se origina la enfermedad. Por lo tanto podemos decir que para desarrollar la enfermedad es necesaria la presencia de un factor hereditario, pero que solamente se va a desarrollar cuando se combina con factores ambientales.

La prevención de esta enfermedad resulta muy complicada precisamente por el elevado número de factores que participan en su aparición, tanto genéticos como ambientales y es muy dificil llevar un control sobre esto. Ahora bien, lo que podemos es intentar reducir factores de riesgo como el consumo de sustancias tóxicas, un adecuado seguimiento del embarazo y parto, detecciones precoces en el neurodesarrollo o problemas en el aprendizaje.

Se han llevado a cabo numerosos estudios en ratones y ratas de laboratorio para intentar determinar una sustancia química no tóxica que pudiese acabar con la enfermedad pero los avances no son aplicables a seres humanos. A pesar de que el modelo en ratones es bastante similar a la esquizofrenia en humanos, el trastorno mental es unicamente humano, por ello no se puede afirmar que los síntomas encontrados en los animales sean esquizofrénicos.



Algunos expertos creen que ciertos problemas durante el desarrollo del cerebro antes del nacimiento pueden llevar a conexiones defectuosas pero el problema no suele manifestarse hasta la pubertad, cuando el cerebro experimenta importantes cambios. Aseguran que se debe seguir investigando la enfermedad para seguir la secuencia de estos genes y buscar variantes genéticas raras que puedan contribuir a la aparición de la enfermedad,  afirman que todavía están en proceso de entender y averiguar lo que va mal en el cerebro.

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