Evolución de la enfermedad
La esquizofrenia es un trastorno que afecta al individuo de manera global, provocando una distorsión mental del paciente en todos los aspectos. Por este motivo no afecta únicamente al enfermo que la padece sino también a personas cercanas a él, como familiares o amigos, que en muchos casos también son atendidos. En cambio, existe una idea errónea de que los pacientes esquizofrénicos puedan constituir un peligro para el resto de la sociedad, mientras que en realidad, unicamente suponen peligro contra ellos mismos ya que las tasas de suicidio son muy elevadas.
A partir del momento inicial en que comienzan a observarse síntomas la enfermedad y una vez que estos síntomas se mantienen durante un periodo largo o vuelven a aparecer al cabo de un tiempo, los pacientes pasan por una serie de fases evolutivas.
La primera es la fase prodrómica, esta fase hace referencia al periodo anterior al desencadenamiento de la enfermedad, muchos de estos pacientes, antes de ser diagnosticados ya tenían rasgos diferentes en su conducta a edades tempranas, siendo callados, solitarios, con un bajo rendimiento... Aún que también puede darse el caso de que no existiese ninguna conducta diferente con anterioridad. En general esta fase es inmediatamente anterior a una crisis y por lo tanto existen signos que nos pueden advertir de ella como tensión, nerviosismo, agitación, preocupación, depresión o tristeza.
La segunda fase es la fase activa se corresponde con la fase en la que se desencadena la enfermedad, es el momento de crisis. La duración de estos brotes puede variar según la persona, pero en la misma persona suelen ser siempre de la misma duración
La última fase es la fase residual a la que no todos los enfermos tienen por qué llegar, en ella los síntomas se agravan en gran medida y el deterioro social es grave.
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