Normalmente la vida sexual de
cualquier paciente con alguna patología psíquica fue desestimada por los
médicos. Ya que estaban más preocupados por “curar” la enfermedad o conseguir
algún tratamiento eficaz. Así pasaron
por alto el resto de las necesidades del enfermo, algo que también puede ser
muy beneficioso para llevar mejor este tipos de enfermedades. La vida sexual
sana y satisfactoria contribuye tanto al bienestar del individuo como a la
integración de la población psiquiátrica y son los propios afectados los que
muestran preocupación por su funcionamiento sexual en la consulta.
Algunas revisiones realizadas
sobre este tema indican que aproximadamente dos tercios de los pacientes con
trastorno esquizofrénico tienen actividad sexual y algunos de los problemas que
pueden presentar, como el poco o el excesivo interés por el sexo, son los
mismos que los de las personas sanas.
Cuando la gravedad de la
enfermedad hace que no se llegue a estabilizar al paciente con el tratamiento,
se presentan otros problemas. La aparición de delirios o alucinaciones pueden
complicar sus relaciones sexuales. La pareja debe tener claro en qué momento
está con el paciente compensado y cuándo la enfermedad está provocando los
posibles conflictos. Sólo la comprensión y una buena comunicación entre ambos
pueden paliar este problema.
En un tercio de los pacientes,
los antipsicóticos pueden interferir en sus relaciones sexuales, provocando una
disminución de la libido u otras disfunciones sexuales. Algunos de estos
pacientes alegan estas circunstancias como motivo para el incumplimiento del
tratamiento, con lo que todavía se complica más la situación. En la consulta,
los pacientes deben plantear a sus especialistas los eventuales problemas
sexuales que presenten, como un síntoma más en el curso de su enfermedad, para
intentar compensarlos con el tratamiento o, si es necesario, con psicoterapia.
Por otro lado, se considera que entre
un 8% y un 24% de los enfermos tienen algún tipo de conducta mal adaptada como puede ser exhibicionismo,
mantener el uso de relaciones sin preservativo, practicar sexo en público o
permitir que abusen de ellos, entre otros.
Así también, el paciente con
esquizofrenia no suele practicar relaciones sexuales seguras, lo cual eleva sus
probabilidades
de contraer algún tipo de ETS (enfermedad de transmisión sexual).
También cabe mencionar que algunos pacientes se ven expuestos al intercambio de
sexo por dinero, el uso de drogas, la presencia de déficits cognitivos, que
provocan por ejemplo impulsividad y falta de control, o el deseo de algunas
mujeres de quedarse embarazadas.
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